La Semana Santa ha llegado a su fin. Atrás han quedado los días de descanso, el viaje al terruño, las procesiones, el chateo y el tapeo. Volvemos a la rutina y... ¡¡Oh cielos!! miramos nuestro frigorífico y nos encontramos con la fuente de torrijas que nos hemos traído del pueblo. Y la verdad es que, a estas alturas, estamos un poco cansados de dulce. Qué podemos hacer. Tranquilos, nuestro chef ejecutivo, o sea, Santos, ha encontrado una solución ingeniosa y, a la vez, sabrosa para dar salida a esas torrijas que nos han sobrado.
Para elaborar esta "tapa" especial necesitamos unas buenas torrijas. Naturalmente sirven las de la abuela, la madre, la cuñada, el hermano mañoso o las elaboradas por nosotros mismos. Da igual el origen, lo único importante es que, para la ocasión, el tamaño importa. O sea, que trocearemos nuestra torrija hasta un tamaño adecuado para presentar nuestra tapa.
Dicho lo dicho, el siguiente paso es elaborar una carne guisada con salsa de tomate, cebolla, zanahoria, pimiento y vino tinto. Una vez guisada la carne, el resto de los ingredientes lo trituramos para hacer una sabrosa salsa. Ahora solo falta preparar nuestro plato a base de un trozo de torrija y un buen "mazo" de carne que salsearemos al gusto. Si adornamos la presentación con la piel de un limón y una naranja, la tapa nos sale, sin duda, mucho más coloreada. Buen provecho y animo, que las siguientes vacaciones ya están cerca.
Y así te lo hemos contado en La Noche en Vela, en la Sintonía de RNE, con Pilar Tabares...
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