Pizzetas


Una vez concluida la Segunda Guerra Mundial, Italia, como tantos otros países europeos, vivió momentos de penuria.    Fue una época de necesidades, sobre todo para la población más desfavorecida.   Tener un horno en el que cocinar la típica pizza (comida barata) era un lujo que no estaba a disposición de toda la población.   Fue así, cuenta la tradición, que en los barrios más pobres comenzó una practica culinaria que, con el paso del tiempo, ha llegado hasta nuestro tiempo:  El de freír la masa de la pizza, algo que sí estaba al alcance de todos los bolsillos.  Nosotros no decimos que éste es el origen de las pizzetas, pero la historia es lo suficientemente bonita como para no contarla.

Dicho lo dicho, hoy os proponemos un aperitivo que, en la Italia de hoy (coronavirus al margen) está muy asentado.  Se trata de reutilizar la masa que nos sobra después de haber preparado una buena pizza.   El aperitivo en cuestión se denomina pizzeta y para elaborarlo hay que seguir unas pocas y sencillas reglas.

Evidentemente, el primer paso es la masa que, como cualquier masa de pizza, se elabora con harina de trigo, agua, unos gramos de levadura, una cucharada de aceite de oliva virgen y una pizca de sal.  Una vez amasada, se deja reposar media hora como mínimo.

Ahora, con la masa preparada, la extendemos y alisamos hasta obtener una masa de unos 2 - 3 milímetros de espesor.   Con un corta pastas redondo troceamos las porciones que necesitemos.  Los discos de masa los ponemos a freír en abundante aceite muy caliente.   Inmediatamente veremos que se inflan.  Los doramos y dejamos que se enfríen un poco.

A partir de este momento, podemos adornar o condimentar nuestras pizzetas con lo que queramos:  Por ejemplo, con tomate, queso parmesano y orégano.  O, como hemos hecho nosotros, las abrimos parcialmente y las rellenamos con queso fresco, tomate natural, orégano, sal y unas tiras de jamón cocido.   El resultado es espectacular.

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